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  ENTREVISTA

 


Octubre 2014
“Ya no celebro contratos que no tengan la cláusula arbitral”

Carlos A. I. Chevallier-Boutell, Chevallier-Boutell, Speyer& Mariani, comparte su experiencia y parecer acerca de estado de los métodos alternativos de resolución de conflictos en Argentina. Afirma que la inclusión de la cláusula arbitral es condición sine qua non para la firma de un contrato.

Medyar: Muchos afirman que existe una tendencia cada vez mayor a adoptar métodos alternativos para resolver conflictos en gran parte porque los tiempos de la Justicia ordinaria se han hecho más largos. ¿Cuál es su opinión al respecto y qué es lo que observa en su práctica diaria?

C.B.: Hoy por hoy, soy consultor del estudio y mi actividad en el ámbito judicial ha disminuido, de manera tal que mi experiencia reciente es de relativa intensidad. Nosotros nos incorporamos al Centro Empresarial de Mediación y Arbitraje cuando se fundó y hemos permanecido como socios desde entonces. Pero desde que se creó el Centro, la mediación comenzó a cobrar cada vez más importancia y esto es un fenómeno que se registra a nivel mundial.

Medyar: ¿Por qué la mediación y no el arbitraje?

C.B.: Porque hay que agotar las instancias previas a un proceso ya sea judicial o arbitral. En la medida en que se pueda evitar llegar a una instancia de controversia judicial o arbitral, es bueno el intento de ver si las partes logran llegar a un acuerdo.

Medyar: ¿Considera que el Estado debería fomentar la mediación y el arbitraje privados?

C.B.: No, creo que el Estado tiene una inclinación clara a entrometerse en la vida privada e imponer sus propias reglas. La realidad es que la gente se ha dado cuenta que la mediación es una cosa buena. Con independencia de si es obligatoria o no -porque existe una ley que la impone como tal- las partes se han dado cuenta que antes de llevar sus discrepancias a un tribunal judicial o arbitral, es bueno tratar de llegar a un arreglo que evite esta instancia.

Medyar: ¿Cómo ha sido su experiencia en las mediaciones o arbitrajes en los que ha participado?

C.B.: Si bien no tengo mucha experiencia reciente o relevante, concluyo que la mediación es una cosa buena. Tengo la impresión de que existe una especie de manía general y tendencia al pleito. Pasa algo y lo primero que se piensa es a quién se le puede hacer un reclamo. Existe una cultura de la controversia y el pleito.

Medyar: Esta ‘cultura del pleito’ a la que hace referencia, ¿se observa también en los abogados?

C.B.: Efectivamente, muchos abogados en lugar de buscar una solución, lo que fomentan es el pleito. Es una mala combinación: el público con ánimo de controversia, de confrontación, y el abogado que alienta esa situación. En la calle se percibe esta crispación y el gobierno no hace más que alentar la controversia.

Medyar: Muchos mediadores afirman que la resolución alternativa de los conflictos, de tiempos rápidos, es más redituable para el abogado que la vía judicial. ¿Comparte esta afirmación?

C.B.: Lo que usted dice es cierto. Pero también tiene que tener en cuenta el hecho de que hay una gama de situaciones. Por ejemplo, los conflictos laborales, que son muchos, no se pueden someter a arbitraje. Por otra parte, el Estado no ve con buenos ojos al arbitraje. Ve con buenos ojos a la mediación pero no así al arbitraje y este es el gran error que comete el Estado.

Medyar: ¿Cree que debería existir una Ley Federal de Arbitraje?

C.B.: La realidad es que el Estado no alienta el arbitraje sino que quiere tener el monopolio de todo, lo cual es un error. Esta pretensión monopólica del Estado se extiende además a otras áreas de la actividad, al margen de la estrictamente judicial. Un caso típico a señalar es la actitud del Estado frente a las entidades no gubernamentales, tales como fundaciones o asociaciones civiles, cuyo objeto es realizar una obra altruista o de beneficencia. Según mi punto de vista, el Estado no ve con buenos ojos estas acciones porque quiere tener el monopolio de la beneficencia, ya que es una manera de comprar voluntades. Volviendo al arbitraje, yo siempre creí que era un método ideal, por eso siempre apoyamos al Centro Empresarial. Pero noto que a muchos abogados tampoco les gusta el arbitraje y esto se debe a una cuestión económica.

Medyar: ¿Por qué considera al arbitraje como ideal?

C.B.: Porque no confío en nuestra Justicia. Claro que puedo señalar a jueces que son realmente un modelo, pero los cuento con los dedos de una mano. Entonces, cuando veo esa realidad en el poder judicial, mi razonamiento lógico es el siguiente: si el conflicto es algo inherente a la naturaleza humana, frente a esta realidad, la mejor solución es un sistema de arbitraje que de hecho demuestra tener muchas virtudes.

Prácticamente no hay contrato en el que por mi parte intervenga en el que no incluya la cláusula arbitral. Me ha ocurrido, por ejemplo, en contratos con prestadores de telefonía que rechazan la cláusula arbitral, pero mi postura ha sido firme en todos los casos “o aceptan la cláusula o el contrato no se celebra”. Tuve una experiencia en la que una empresa imponía a mi cliente trabas burocráticas que impedían el cumplimiento del contrato celebrado con la cláusula arbitral. Bastó que hiciera uso de la citada cláusula, y que el Centro Empresarial enviara una carta citando a esta compañía para que nos eliminaran el escollo que había obligado ir al arbitraje. En síntesis, mi experiencia con el arbitraje a través de entidades, como el Centro Empresarial de Mediación y Arbitraje, ha sido siempre muy positiva.

Medyar: Cambiando de tema, sabemos que fue distinguido por la Reina de Inglaterra con la Orden del Imperio Británico, ¿podría contarnos cómo fue esa experiencia?

C.B.: Fue con motivo de los servicios que presté a diversas entidades de la comunidad británica durante muchos años. Como abogado asesoré y sigo asesorando a un buen número de entidades de esta comunidad.