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  ENTREVISTA

 


Marzo 2016
“En España muchos confunden mediación con negociación”

Carlos Arroyo García, abogado y mediador de España, autor de El Blog del Mediador, nos cuenta cuál es el panorama de la mediación en este país y las perspectivas a futuro.

Medyar:¿Cómo es panorama a nivel legislación de la mediación y de los métodos alternativos en España?

C.A.G.: Salvo en Cataluña y País Vasco, todavía estamos bastante retrasados en el tema de mediación. La gente lo conoce muy poco. Es más, yo me he encontrado con un alto porcentaje de abogados que, o bien la desconocen por completo, o creen que es otra cosa completamente diferente. Es decir, los abogados dicen “no, pero yo ya medio con el otro abogado” y confunden mediación y negociación muchísimas veces. Confunden mediación y conciliación. Es cierto que en América se distinguen menos estos términos, pero aquí sí lo hacemos. Entendemos, que hay conciliación cuando el intermediario propone la solución y mediación cuando no la damos.

Medyar: La mediación es el acuerdo neto entre partes…

C.A.G.: Exacto. Aquí en España, yo en mi experiencia he visto que la gente bien no la conoce, o tiene otra noción completamente distinta. Además, me he encontrado con personas muy cerradas, tanto porque ven a la mediación como buena o mala, o porque la ven como un rival o enemigo que les va a quitar dinero o trabajo. Los abogados tienen miedo de la mediación. Hay cada vez más creyentes en la mediación, pero todavía hay gente en las altas esferas que considera que puede perder dinero con esto. Yo les digo que no es pérdida de dinero, sino que reducen su carga de trabajo. Porque el cliente cuando acude a mediación, si consigue un acuerdo va a estar contento y va a querer volver con ese abogado. A lo mejor es preferible cobrar 600 euros en 3 o 4 meses, que 2.000 en 3 años y además con una carga de trabajo mucho más amplia.

Medyar: ¿La mediación prejudicial es obligatoria en España?

C.A.G.: No. Hay que diferenciar entre la mediación laboral, en la cual hay un trámite obligatorio. Antes de ir a juicio hay que acudir a una conciliación, pero es algo que resulta inútil, y una pérdida de tiempo. La gente acude porque es obligatorio, pero no funciona bien ya que se ha vuelvo un trámite administrativo donde las partes siempre acuerdan que irán a juicio. Entonces es una pérdida de tiempo y dinero.

En mediación civil, mercantil hay una ley que regula este tema, pero no es obligatoria y está puesta de una manera muy light, por así decirlo. Exigen unos requisitos mínimos, al punto que han llegado a ofrecer servicios de mediación gente que ha hecho cursos online de tan sólo 20 horas.

Medyar: ¿No existe un registro unificado de mediadores?

C.A.G.: Hay un registro de mediadores que se publicó en el año 2013, la idea era que se publicará en 2012, pero hubo problemas y se retrasó. Pero funcional mal, la mitad de la gente no sabe si está registrada o no, a pesar de que ha hecho el registro y a la otra mitad, le sale que el registro está en trámite. Yo lo hice, en caso de que más adelante se hace obligatorio ese registro, pero que al día de hoy no sé si estoy registrado o no. Es un desastre, lo tienen muy abandonado.

Medyar: ¿Cómo es la práctica profesional de un mediador en España?

C.A.G.: Hoy por hoy, los mediadores tenemos que tirar a base de publicar artículos, del boca a boca, porque la gente desconoce lo que hacemos completamente. El negocio está en la formación, porque hay muchos procuradores y abogados que se quieren formar.

Yo estuve trabajando 3 años como mediador intrajudicial y en ese tiempo sólo cobre una mediación. El resto era a través de formación, pero mediando era todo gratuito. Además, conocí a un juez de un Tribunal Superior de Justicia que nos dijo al equipo que era muy bonito lo que hacíamos, que si conocíamos a alguien que lo hiciera gratis en la provincia donde estaba él. Eso nos molestó aún más, porque parece que ahora tenemos que vivir del aire. Entonces, la verdad es complicada la situación de la mediación.Yo estuve trabajando 3 años como mediador intrajudicial y en ese tiempo sólo cobre una mediación. El resto era a través de formación, pero mediando era todo gratuito. Además, conocí a un juez de un Tribunal Superior de Justicia que nos dijo al equipo que era muy bonito lo que hacíamos, que si conocíamos a alguien que lo hiciera gratis en la provincia donde estaba él. Eso nos molestó aún más, porque parece que ahora tenemos que vivir del aire. Entonces, la verdad es complicada la situación de la mediación.

Medyar: ¿Qué crees que se debería hacer o qué debería ocurrir para que se revierta esta situación?

C.A.G.: Pues lo primero de todo, obligar a la sesión informativa o informar sobre ella, porque la gente no acude por desconocimiento. Creo que hay empresarios que si les dices, “oye si vas a mediación tu conflicto se va solucionar mucho antes, va ser mucho más barato y tu imagen se va a salvar”, le acabas de dar una solución. Hay empresarios que quieren cobrar una deuda y en un juicio no la van a cobrar. No sé cómo estará en Argentina, pero aquí en España hay juzgados que tienen cerca de tres años de retraso.

Medyar: Comparativamente, ¿cuánto duran un proceso judicial y una mediación en España?

C.A.G.: La estimación media dice que un proceso en general -sin entrar a definir en qué materia- puede durar fácil unos 5 o 6 años y el costo puede ir entre unos dos y cinco mil euros. En el caso de la mediación, el proceso máximo permitido son seis meses, pero te puedo decir que en mi experiencia el proceso más largo ha sido de dos meses y medio y ya es mucho y el costo ronda en los seiscientos euros. O sea la diferencia es abismal. Y si encima entramos al grado de satisfacción.

En cuanto a algunos datos concretos, hay gente que trabaja en familia, que ha visto crecer a los niños en el juzgado. Es decir, un proceso de divorcio contencioso que se inicia por ejemplo en 2015, puede finalizarse a base de denuncias por incumplimiento de régimen de medias a base de recursos, reclamaciones y demás, el proceso puede terminar fácilmente en 2025.

Medyar: Contanos un poco acerca de tu recorrido, ¿cómo fue llegaste al mundo de la mediación?

C.A.G.: Yo estudié derecho y a finales de la carrera descubrí la mediación. Si bien me gustó, yo seguía obsesionado con el tema del derecho y lo dejé un poco de lado. Pero luego, ejerciendo, me pregunté si quería hacer escritos o ir a juzgados el resto de mi vida, porque a veces íbamos a juicio, ganábamos y aun así el cliente estaba descontento. Entonces alguien me dijo ‘por qué no te metes en mediación, va con tu carácter, se trata de hablar con personas, ayudarlas a encontrar un acuerdo’. Y dije, pues bueno, voy a probar. Así fue como encontré un máster en la Universidad Carlos III y la verdad es que me encantó. Además, tuve la oportunidad de recibir clases de coaching, otro mundo que me maravilló completamente y que me ayudó a perfeccionar el tema de la mediación, las preguntas y dinámicas.

Medyar: ¿Cómo es tu práctica profesional actual?

C.A.G.: Hoy por hoy, me dedico a la mediación brindando charlas y realizando mediación intercultural y comunitaria a nivel voluntario. Estoy en un despacho de abogados porque, como tengo esta manía de comer todos los días, pues bueno hay que buscarse opciones. Entonces digamos que sigo dedicándome a la mediación, estoy dando charlas, pero principalmente me dedico a ser abogado, trabajo en un despacho, donde trató de convencerlos un poco sobre mediación, de implementar un poco el servicio.

Antes, estuve cerca de tres años en Toledo, haciendo mediación intrajudicial y la verdad toqué tipos de mediación que jamás pensé que podían ser factibles, como la mediación penal. La mediación en delitos era algo impensable para mí, pero cuando ves que la víctima se siente satisfecha, que se ha sentido escuchada, atendida y sale contenta, uno se da cuenta de que esto funciona. Yo era realmente reticente a este tipo de asuntos, porque consideraba que en penal el infractor tenía que ser condenado. Pero claro, a lo mejor la víctima lo único que quiere es una disculpa y quién soy yo para quitarle eso. He visto casos que me transformaron mi forma de pensar y siempre que veo temas penales, digo “por qué no vais a mediación”.

En familia, un caso que recuerdo con especial cariño es el de un padre que llevaba 18 meses sin ver a su hija. Estaban muy dolidos los dos porque la hija no se había sentido entendida por el padre y el padre no se había sentido entendido tampoco por la hija. Él estaba muy dolido y llevaba todo por dentro. Un día les pregunté qué pedís del otro, qué queréis o cómo os gustaría que fuese la situación ideal. Y la hija dijo “a mí me gustaría que mi padre dijese cómo se siente” y el padre –llorando- dijo “a mí me gustaría que mi hija volviese a ser como antes, que me quisiese como antes y me abrazase como antes”. Hasta mi compañera lloró y se fueron juntos a casa. Y de esos casos hay muchísimos más, por eso yo defiendo encarecidamente la mediación. No es la panacea, pero definitivamente sirve para muchos asuntos. Pero todo aquel en el que las partes quieran encontrar una solución por ellas, es perfecto.

También he tenido la posibilidad de hacer mediación penitenciaria, que esa ya es delicada pero es muy bonita. Es ir a la cárcel a mediar con presos...

Medyar: ¿Se media en conflictos internos?

C.A.G.: Exacto. Normalmente por una pelea o por unas amenazas, fruto de la. Al principio iba con un poco de miedo, porque no deja de ser una cárcel. Pero ves a un típico señor de 2 metros que se pone a llorar como un niño pequeño y piensas ‘pero padre olvidamos que lo que hay aquí son humanos, son personas, que tienen sentimientos, que lo único que quieren es que alguien los escuche’. También hay gente que a lo mejor no quiere mediar, pero si quiere hablar contigo. Que hablan de cómo echan de menos a sus hijos, que no los ven hace mucho tiempo, que echan de menos poder abrazar a su mujer… Y hablar les ayuda muchísimo, porque se pueden desahogar.

También he tocado la mediación escolar que, curiosamente, es muy similar a la mediación penitenciaria, sólo que es con niños. Es interesante porque niños absorben todo enseguida y empiezan ellos a ser los mediadores, lo cual es muy gratificante. Ver que aunque llegues a uno, ya has hecho mucho. Si bien doy clases para profesionales, ver cómo aprecian el saber y cómo lo aplican es una satisfacción enorme.

Hay gente que llora el día de una firma, por ejemplo en un divorcio, porque les duele, pero aún así te lo agradecen. Te puede pasar de reírte con los mediados, también llorar y la verdad es que aprendes mucho de la gente, de cómo viven sus. Yo no puedo más que hablar bien de la mediación.