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  ENTREVISTA

 


Febrero 2017
“La expectativa es que los cambios de gobiernos en la región vigoricen las relaciones y fortalezcan el Mercosur”

Guillermo Michelson Irusta, socio del estudio homónimo, recientemente designado árbitro titular del Tribunal Permanente de Revisión del Mercosur, cuenta cómo se dirimen los conflictos dentro del bloque regional.

Medyar: Recientemente ha sido designado árbitro titular del Tribunal Permanente de Revisión del Mercosur. ¿Cómo funciona esta institución y qué diferencias encuentra respecto a los arbitrajes comerciales?

G.M.I.: Los arbitrajes que se dirimen en el ámbito del Mercosur, surgen de tratados internacionales y son, consecuentemente, arbitrajes de derecho público. Esta es la primera gran diferencia con los arbitrajes comerciales, a los que estamos habituados. En segundo término, ocurre que las partes intervinientes no son particulares o empresas, sino Estados. Aquí hay que hacer una salvedad ya que si bien en el Protocolo de Olivos prevé la posibilidad de reclamo de terceros frente a los órganos de resolución de controversias del Mercosur, éste sólo es viable si el Estado, a través de la Comisión de Comercio lo vuelve de interés nacional.

En sí, los conflictos pasan por etapas previas de negociación entre los Estados. Luego, entra en acción un grupo de mercado común en el cual suelen participar expertos para asesorar e intentar llegar a un acuerdo. Si en estas instancias previas no se arriba a una solución, las controversias pueden llegar a arbitraje. En todos los casos se tratan hechos que de alguna manera han controvertido los marcos legales del Mercosur.

Medyar: ¿Cómo es el proceso de designación de árbitros?

G.M.I.: Ya entrando en el arbitraje, los Estados Parte tienen la obligación de nombrar árbitros para los tribunales ad hoc, que se designan para cada caso. Los procesos arbitrales están regulados y reglados por el Mercosur, los Protocolos y Reglamentos dictados en consecuencia. Frente a un conflicto, cada país designa un árbitro de sus listados para dirimir en la controversia específica y, entre los dos seleccionados, eligen al árbitro presidente que debe provenir de un país cuyos intereses no se vean afectados con la resolución del caso.

Existen dos listados: por un lado el de árbitros para tribunales ad hoc que son doce y, por otro, un listado corto de cuatro árbitros propuestos por cada Estado para ser Presidentes de Tribunales Arbitrales. Finalmente, el Tribunal Permanente de Revisión opera como un tribunal de alzada y está compuesto por un jurista por cada país. La constitución de este Tribunal es de cuatro árbitros permanentes y un quinto árbitro que es el Presidente, que es elegido de común acuerdo y actúa como árbitro en caso de empate. Una de las tareas más importantes de este Tribunal es expedirse sobre cuál es la interpretación de las normas del Mercosur. Esta función armonizadora permite que los Estados Parte no tengan interpretaciones de sus tribunales inferiores o de las propias cortes que sean disidentes.

Medyar: Usted participa como árbitro del Mercosur desde sus comienzos…

G.M.I.: Sí, en el año ’90 fui nombrado como árbitro del Mercosur por el protocolo de Brasilia. Además, integré el primer Tribunal Arbitral en la historia del Mercosur, que fue conformado a raíz de una controversia entre Brasil y Argentina. Posteriormente, durante estos años formé parte de los listados de árbitros ad hoc y árbitros presidentes. Recientemente, venció el mandato de los árbitros argentinos dentro del Tribunal Permanente y fui convocado para esta tarea que acepté honrosamente.

Medyar: ¿Podría contarnos acerca de esta controversia que dio lugar al primer Tribunal Arbitral del Mercosur?

G.M.I.: Se trataba de un conflicto vinculado a barreras para-arancelarias, es decir, requisitos administrativos para el ingreso de mercaderías argentinas a Brasil. En el laudo hubo un fallo unánime, dándole la razón a Argentina y disponiendo que Brasil debía dejar sin efecto ciertas resoluciones aduaneras.

Medyar: ¿Qué cambios observa en el Mercosur desde sus inicios hasta hoy?

G.M.I.: Yo he visto un Mercosur con vigor que entró de a poco en un proceso de ralentización. El bloque nace con el espíritu de una unión aduanera, para luego pasar a ser un tratado de integración, posteriormente una unión aduanera restringida y, finalmente, un bloque que posee ciertos acuerdos que no siempre cumple ya que el régimen jurisdiccional ha entrado en una especie de parálisis. Ocurre que cuando un país incumple, se deben aplicar retaliaciones o medidas de compensación ya previstas. No obstante, los Estados suelen ser reacios a aplicar este tipo de medidas, en tanto implican un conflicto diplomático de mayor envergadura.

Medyar: ¿Cuál es la perspectiva de cara al futuro?

G.M.I.: La expectativa es que los cambios de gobiernos en la región vigoricen las relaciones y fortalezcan el Mercosur. Creo que los países deben recrear la confianza en su vocación integradora. Se trata de crear condiciones, que los países estén decididos a estimular la integración y, como grupo, negociar hacia afuera con otros países o bloques. El desafío está en generar consenso sin ceder soberanía en la toma de decisiones políticas.

En el plano jurisdiccional, creo que deberían integrarse como fuente del derecho mercosuriano los laudos arbitrales. Creo que esto ayudaría a la armonizar las decisiones y garantizar que frente a hechos similares, se apliquen soluciones jurisdiccionales similares.

Medyar: ¿Cómo evalúa el estado del arbitraje en Argentina?

G.M.I.: El arbitraje comercial en Argentina, ha avanzado y sigue avanzando con lentitud. Creo que la principal barrera por la cual no se ha aprovechado el arbitraje con intensidad es la cultural. Por otra parte, la regulación nueva del contrato de arbitraje en el nuevo Código Civil y Comercial, también ha generado muchas dudas. En este sentido, creo que resulta fundamental que se aplique el proyecto de ley de arbitraje internacional.

El paradigma del buen abogado, no es escribir la más fundada y larga demanda judicial, sino resolverle con velocidad y eficiencia los problemas del cliente. Argentina necesita salir de su estado de postración y para ello, son muchos los frentes que se deben abordar. Uno es el cultural, otro es el social; pero también la forma en la que deben actuar los ciudadanos y los abogados. Es parte de un proceso de cambio de mentalidad y parte de ese cambio es que los conflictos se resuelvan con rapidez y de forma eficiente.