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Mayo 2020
COVID-19: ¿se viene una ola de arbitrajes producto de la pandemia?

En el escenario de una crisis económica que prácticamente nadie pudo prever, muchas empresas encuentran difícil cumplir con los compromisos pautados, lo que derivaría en múltiples incumplimientos contractuales. Experiencias como la crisis del 2001 en Argentina, sumado a casos recientes como la demanda de la brasileña Embaer a Boeing por la cancelación de un acuerdo de 4.200 millones de dólares llevarían a pensar en una explosión de arbitrajes producto de la crisis mundial. Consultamos la opinión de expertos al respecto.
Para Guillermo Michelson Irusta, socio del Estudio Michelson y árbitro internacional, los problemas económicos creados por la pandemia son múltiples: “no solo la afectación directa de la población por las disposiciones que regulan su circulación, sino los efectos derivados de esas restricciones, tales como la disminución del transporte aéreo, marítimo y terrestre con la consecuencia de una disminución inédita del uso de combustibles, que a su vez repercute en la estrepitosa caída del precio del petróleo. El cierre de fronteras con la consiguiente afectación del comercio internacional. La caída generalizada del consumo que afecta seriamente a los productores de los bienes alcanzados por ese fenómeno. La parálisis del turismo, del mundo del espectáculo y del entretenimiento con sus inevitables consecuencias en las actividades vinculadas, así el cine, teatros, la gastronomía, discotecas, conciertos, etc.”
Para el experto, lo expuesto generará una ruptura de la cadena de pagos y consecuentemente el incumplimiento de las condiciones oportunamente pactadas en los contratos.
En concordancia, Sergio Villamayor Alemán, socio del estudio homónimo, sostiene que este fenómeno va a provocar muchos incumplimientos, así como la readecuación de muchos contratos.
Pablo Pirovano, socio de Pirovano y Bello Abogados, concuerda que la pandemia será el disparador de múltiples incumplimientos contractuales. “Los arbitrajes internacionales se encuentran pactados en los contratos y la crisis económica dará lugar a litigios. Ello, sin duda generará una mayor cantidad de arbitrajes. A nivel local, se sumará además el descreimiento que día a día envuelve en mayor medida al Poder Judicial”, sostiene.
Siguiendo la misma línea, Gonzalo García Delatour, socio de Beccar Varela, plantea la necesidad de crear soluciones creativas en un conexto de crisis y cita un trabajo recientemente publicado por el Centro de Estudio de la UIA en el cual 72% de las empresas encuestadas han registrado una caída en sus ventas superior al 60% y la mayoría (87%) han sufrido serias dificultades para pagar los sueldos de sus empleados. “Todo este complejo escenario, impactará transversalmente en la mayoría de los contratos, generando ciertos desbalances en el sinalagma contractual que, en muchos casos, imposibilitará a las partes dar cabal cumplimiento a las obligaciones asumidas”, sostiene el experto.
Si bien los especialistas coinciden que es esperable una ola de incumplimientos contractuales, esto no necesariamente derivaría en arbitrajes.
Para Michelson Irusta, el carácter global de la crisis plantea un escenario muy distinto al de la última gran crisis que pasamos en Argentina: “Es difícil de predecir, pero encuentro que la situación no es la misma, a diferencia del 2001 la actual crisis económica no es solo de la República Argentina sino que es planetaria, muy pocos países van a salir indemnes del problema, con lo que podría esperarse que se pudieran utilizar más las vías de negociación para superar las diferencias y menos las puramente adversariales. Por otra parte, se debería analizar si fueron las medidas estatales las que provocaron el conflicto para que pudieran ponerse en funcionamiento las disposiciones de los Tratados de Libre Comercio, que establecían la jurisdicción del Arbitraje de Inversión; que tiene una naturaleza diferente al arbitraje comercial doméstico e internacional.
Pirovano tampoco ve un paralelismo con el 2001. “Tal vez sea una situación más parecida a la ocurrida entre julio de 1989 y abril de 1990. Habrá muchas disputas derivadas de la imposibilidad de cumplir las prestaciones en los contratos como consecuencia de los cambios en sus ecuaciones económicas”, afirma el experto.
En tiempos donde la Justicia no está funcionando totalmente, los métodos alternativos de resolución de conflictos se presentan sumamente atractivos. Para García Delatour, las bondades del arbitraje se destacan aún más en tiempos de pandemia. El experto menciona alguna de las ventajas como la flexibilidad para adecuar de manera rápida los procesos, solicitar medidas cautelares ante el tribunal arbitral ya constituido, recurrir al “arbitro de emergencia” y la posibilidad de utilizar a herramientas tecnológicas que permitan realizar audiencias de manera remota, remitir las solicitudes de arbitraje para dar comienzo a los procesos vía correo electrónico, intercambiar y administrar documentos en forma digital, entre otros aspectos.
Considerando un potencial colapso de los juzgados producto de una posible catarata de concursos, quiebras y otras acciones individuales, García Delatour sugiere que al revisar sus contratos y reestructurar sus obligaciones, las contrapartes incluyan la posibilidad de prorrogar la jurisdicción a arbitraje si no logran con éxito en esa instancia previa de negociación sortear sus diferencias. “Incluso considerando que, en un alto porcentaje de casos, la ruptura del sinalagma contractual tenga sus causas exclusivas en un acontecimiento extraordinario e imprevisible -no imputable a las partes-, también sería muy saludable acordar una instancia previa de mediación antes de dar inicio al arbitraje”, agrega el letrado.
En un escenario global en crisis, la negociación parece presentarse como la gran protagonista. Hoy más que nunca, la resolución de conflictos va a depender de la buena voluntad de las partes.
“Estas situaciones requieren de todos, especialmente de los abogados, una gran disposición negociadora y la comprensión cabal de los elementos que componen la crisis. En muchos casos será menester una gran dosis de generosidad por parte de quién quedó menos perjudicado por la crisis.”, concluye Villamayor Alemán.
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